Igor Simic, Melancholic drone, 2015.
Igor Simic (Serbia, 1988), Melancholic drone, 6’53”, 2015.
Durante su última mañana en Belgrado, un dron militar reflexiona sobre su desaprovechada existencia como dron fuera de combate, mientras vuela en piloto automático hacia una pareja que practica el sexo, una ruta que su anterior operario hacía para espiarlos. El dron está aprendiendo la importancia de los eufemismos en el lenguaje militar, y cada vez más ve a su operario humano como una máquina. El dron se da cuenta de que es libre.