Salomé Lamas (Portugal, 1987), La Torre, 2015, 8’.
Tal vez el experimento de Kolja de fusionar su cuerpo (humano) con el árbol (la naturaleza) aventurándose en una zona fronteriza entre la tierra y el cielo se debe a su pureza de espíritu, a la grandeza de los idiotas o a la estupidez de los místicos. ¿O es todo esto a la vez? Quizá sea un síntoma de los iluminados o simplemente un suicidio elaborado.